Un paseo por Sierra Bermeja

A esta ruta la podríamos llamar de Boissier, de Haenseler, de Prolongo, de Agustin Lozano, de Alvarez Calvente, de Salvador Guerrero, de Javier Albertos, de José Díaz, de Ojeda... y de tantas personas que han puesto su granito de arena para el conocimiento, divulgación, protección, investigación, vigilancia, etc.. de un recorrido situado dentro del Paraje Natural de Sierra Bermeja.

El itinerario que proponemos es de excepcional interés paisajístico, centrado en torno al Refugio "Agustín Lozano" a 1.230 metros de altitud, en plena Sierra Bermeja.

Partiendo del Refugio podemos emprender un paseo en dirección al Mirador Alvarez Calvente para a continuación detenernos en la escultura dedicada a Boissier, el descubridor de nuestros pinsapos. De allí, parte el paseo que lleva su nombre y que tras 1600 metros de recorrido nos conduce al pico más alto de Los Reales, a 1.449 metros de altitud.

Desde distintos puntos del paseo, en el que aconsejamos el uso de prismáticos, divisamos, en dirección Sur, desde la Bahía de Algeciras hasta Fuengirola; al Oeste, Jimena de la Frontera; al Este, aparecen los pueblos serranos de Algatocín, Benadalid, Cortes de la Frontera, Gaucín y Atajate; al Norte, la Sierra de las Nieves.

Una torreta eléctrica, plantada justo en el primer kilómetro de la subida del paseo, en su margen izquierda, marca el inicio de un sendero algo escabroso que nos conduce hacia el Mirador de Estepona donde las vistas de la costa son espléndidas. Desde el mirador recorremos el último tramo del triángulo, el Paseo Haenseler y Prolongo, que cruza la Plazoleta de Salvador Guerrero, momentos antes de conducirnos al Refugio, donde los fines de semana Paco y Pedro ofrecen comidas caseras y chacinas de la tierra. Junto al Refugio disponemos de zona de barbacoas. Hay que apuntar que se aprecia cierto abandono y falta de vigilancia en la sierra, algo que habría que paliar.

El entorno de Sierra Bermeja, sobre suelo de peridotita, es rico en pinos reales, pinsapos e infinidad de especies endémicas como la centáurea de Haenseler, la centáurea de Lainz o la allium rouyi, que reaparece en 1993, cien años después de haber desaparecido. Al amanecer o al atardecer no resulta difícil observar a las cabras montés o los corzos. En la sierra habitan además gavilanes, azores, eslizones, salamandras, etc., e incluso hubo lobos hasta hace cincuenta años.

Aconsejamos escoger un día despejado para disfrutar de las panorámicas, aunque la niebla tiene su encanto.